¿Cómo debe estar constituido el cortejo?
El novio con su familia es el primero en llegar a la Iglesia y es el que recibe a los invitados. Es recomendable que tengamos a alguien encargado de ir ubicando a las personas a medida que vayan llegando y así evitar que se aglomeren en la entrada esperando a la novia.
Al llegar la novia, su mamá y las damas dan la voz para dar inicio al desfile procurando que el novio no la vea antes de llegar al altar. El celebrante junto a los acólitos y ministros esperan al cortejo de pie ante el altar.
El novio y la madrina, que habitualmente es su mamá, son los primeros en avanzar. Después de ellos, continúan el padre del novio con la madre de la novia. Si la novia decidió entrar acompañada por sus dos padres, entonces el novio puede hacer lo mismo en este momento.
A continuación, lo más común es que entren los pajes, que son los niños que llevan al altar los anillos y las arras. Aunque el protocolo los ubica delante de la novia, lo práctico ha prevalecido, pues cuando van delante de las damas, si ellos se detienen, se niegan a caminar o se asustan ante tantas personas que los miran, serán ellas las que salvarán la situación. Estos inconvenientes, si se presentaran, no nos deben preocupar, ya que las mejores anécdotas y las situaciones más simpáticas son protagonizadas por los más pequeños. Ellos le dan al cortejo un toque simpático y de inocencia. Sólo es recomendable que tengan edad suficiente para ser capaces de entender su participación en la ceremonia.
Después de los pajes, una niña es la encargada de esparcir pétalos de rosas. Una variante muy usada y con mucho simbolismo es que ella vaya después de las damas y delante de la novia, preparándole la alfombra con las flores a la protagonista principal.
Las damas desfilan después de los niños, una detrás de otra, ordenadas por estatura, de menor a mayor. La última es la dama de honor. Si el cortejo es de hombres y mujeres pueden entrar en parejas aunque solamente la dama de honor entra sola.
Cualquier variante para la composición del cortejo y la entrada del mismo es permitida. La cantidad de damas no está estrictamente definida. Cada novia escoge a sus hermanas, mujeres de la familia cercana o amigas íntimas sin importar ni la cantidad, ni la edad, ni el estado civil de ellas. Tampoco es necesario que coincida el número de damas con los caballeros. El único inconveniente en este caso es que no podrán desfilar en parejas.
Si deseamos que desfilen los hermanos y éstos no se corresponden con el número de damas, entonces ellos pueden entrar solos, detrás de los padres y delante de los niños.
El momento culminante y el más esperado por todos los presentes es cuando se oye la marcha que anuncia nuestra entrada. La costumbre es que vayamos del brazo del padrino, quien generalmente es nuestro padre, aunque también podemos avanzar acompañadas por nuestra mamá y nuestro papá.
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