SERVICIOS - BEBIDAS

¿Qué debo saber sobre vinos?









No todas somos expertas en vinos y bebidas destiladas, sin embargo ahora que estamos preparando nuestra recepción tendremos que visitar a los diferentes suplidores y determinar aquellas que queremos sean las que se distribuyan en nuestra fiesta. Por eso debemos tener ciertos conocimientos básicos sobre esto para que aunque no nos convirtamos en unas expertas del tema, podamos distinguir las mejores ofertas.


El vino se obtiene de la fermentación alcohólica de la uva, por ello es obvio que del tipo de uva o de la mezcla que de ellas se realice durante el proceso de elaboración, resulte un vino blanco, uno rosado o uno tinto. Dicho así parece muy fácil, pero en realidad el proceso de elaboración y obtención de vinos es mucho más complejo.


Aunque desde la década de los setenta se comenzaron a llamar a los vinos por la variedad de la uva utilizada en su fabricación, la verdad es que la calidad y su sabor no están determinados únicamente por esto, ni por las mezclas que pueden hacerse de las distintas cepas. Hay otros factores que intervienen como la región donde se cultiva, el clima y el suelo del lugar, las condiciones del año en que se hizo la producción e incluso de los vinicultores, los cuales con sus decisiones respecto al proceso de vinificación y envejecimiento de los caldos dan un toque particular a cada vino, haciendo que cada uno sea diferente a otro en sus aromas y sabores.


El arte de combinar platos y vinos a fin de lograr una combinación de aromas, sabores y hasta colores, se denomina maridaje. Aunque esto es un arte subjetivo y en constante cambio, la norma lógica que siempre podemos seguir es que la combinación debe ser tal que ni el vino ni la comida resalten uno sobre el otro. Por lo general, la experiencia y el gusto personal determinarán la combinación más aceptada.


Los vinos blancos son ideales para acompañar ensaladas, pollos, pescados y todo tipo de carnes blancas. Son muy apropiados para el consumo diario, para ocasiones sencillas, para meriendas y fiestas. Los blancos secos y jóvenes se combinan muy bien con aperitivos y entremeses, verduras y legumbres ligeras, ostras, mariscos y pescados.


Los vinos blancos, secos, frescos y tersos se sirven bien fríos, por lo que debemos ponerlos más de una hora en la nevera, mientras que los vinos blancos, suaves y de cuerpo medio se sirven sólo ligeramente fríos, ya que el exceso de éste puede opacar su delicado sabor. Por eso debemos ponerlos no más de una hora en la nevera. Estos vinos los debemos consumir preferiblemente tan pronto los compremos.


Los vinos blancos grasos y con mucho cuerpo son apropiados para las ocasiones especiales y pueden acompañar comidas más condimentadas como langostas y mariscos. No deben enfriarse demasiado y al abrirlos debemos esperar un buen tiempo antes de servirlos en copas de proporciones grandes. Aunque los vinos blancos generalmente no son añejados, algunos de éstos tienen años de crianza y los podemos conservar horizontalmente en un lugar fresco y oscuro. Por regla general, cuanto más graso y concentrado es un vino blanco, más tiempo durará.


Los vinos semisecos y aromáticos son apropiados como aperitivos, pero no son del agrado de todo el mundo. Los debemos servir bien fríos.


Las variedades de uvas blancas más notables son: Chardonnay, Sauvignon Blanc, Riesling, Semillón, Chenin Blanc. También, aunque menos conocidas están: Gewürztraminer, Moscatel, Pinot Gris o Pinot Grigio, Viognier.


Los vinos tintos se clasifican en dependencia del tiempo que pasen en el tonel, en la barrica o en la botella.

Los tintos Jóvenes o Cosecheros (los que salieron al mercado una vez elaborados, permaneciendo sólo entre cero a seis meses en barrica de madera) pueden acompañar platos de arroz, pastas, legumbres, verduras, carne blanca asada o en salsa, carne roja.


Los vinos tintos de Crianza (los que tuvieron un período de envejecimiento de por lo menos dos años en la bodega y de ellos al menos un año fue en madera) y los de Reserva (los que tuvieron como mínimos tres años de envejecimiento, de los que al menos uno fue en madera), se combinan muy bien con legumbres sustanciosas, con cordero, con ternera, con cerdo, con carnes de res y con carnes blancas rellenas.


Los Gran Reserva (los que tuvieron un período de envejecimiento no inferior a dos años en barrica de madera, seguido de tres años en botella) son ideales para acompañar asados de carne roja y comidas ricas en especies, muy condimentadas y de sabor fuerte.


Los tintos ligeros y afrutados son ideales para cualquier época del año, para brindar entre amigos y para acompañar una comida informal. Estos no necesitan que los conservemos por mucho tiempo y los podemos servir ligeramente fríos. Los vinos suaves y de cuerpo medio son ideales para ocasiones más formales. Si son vinos caros, los debemos descorchar una hora antes de servirlos; mientras que los más económicos los podemos servir sin más, directamente de la botella.


Los vinos tintos de mucho cuerpo son ideales para acompañar comidas muy condimentadas. Estos agradecen que los decantemos con cierta antelación al momento de servirlos. Los vinos tintos añejos y los que no son corrientes debemos ofrecerlos a invitados que sepan apreciarlos y debemos recordar que mientras más anejado esté el vino más delicado deberá ser el trato que le dispensemos.


Las variedades de uvas rojas o tintas más notables son: Cabernet Sauvignon, Merlot, Pinot Noir, Syrah o Shiraz, Gamay (Beaujolais)


Los vinos rosados son los preferidos para entremeses, platos ligeros, ensaladas y también para carnes blancas. Es el vino ideal para una comida al aire libre. Los hay con bajo contenido de alcohol. A ellos les debemos dar el mismo tratamiento que le daríamos a un vino blanco seco y los serviríamos bien fríos. También hay algunos tan corpulentos y alcohólicos que pueden acompañar a cualquier plato como lo haría un buen tinto. En general, cuanto más vivo sea el color del rosado, más probabilidades tendremos que sea un vino corpulento y afrutado.


El jerez, el oporto y el madeira son vinos fortificados que no captan la atención de todos, pero dan un toque interesante a cualquier comida. El jerez se sirve frío y es ideal para aperitivo. El oporto se sirve a temperatura ambiente y es el predilecto para acompañar un pastel o un postre de chocolate, aunque también combina con unos saladitos y quesos de aperitivos.


En general los vinos fortificados se combinan como todo vino: los más secos para los aperitivos y los más dulces para el final de la comida.